Poner en una fuente para el horno una capa de sal. Si está muy seca, salpicarla con un poco de agua.
Colocar encima la dorada, que está entera y limpia.
Cubrirla con más sal y salpicar con un poco de agua para que se sostenga el montículo y quede bien tapada la dorada y no resquebraje.
Meter al horno y dejar cocer una media hora.
Sacar y separar la capa superior de sal, y extraer con cuidado la carne de la dorada para servirla limpia sin espinas acompañada de alguna salsa.
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