Diluir la harina poco a poco en un cazo con agua, evitando grumos. Echar sal.
Poner el cazo a fuego lento hasta conseguir una masa espesa, removiendo para que no se queme durante la cocción.
Volcar la masa en un plato hondo y dejar unas cuatro horas para que repose.
Una vez cuajada, le quitamos los bordes curvos para que resulte un cuadrado que rebanaremos en láminas de medio centímetro aproximadamente.
Ponemos bastante aceite en una sartén y freímos las rebanadas, dorándolas por ambos lados.
Se sirven calientes o frías, según gustos. icar la cebolla cruda y el perejil muy fino.
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